viernes, 22 de septiembre de 2006

Adán tragando espinas...

Lugar: Hospital Calderon Guardia
Hora: 1:30 pm (mediodía)
Hecho:Esta flor que fue mi vida no morirá marchita. Será cortada para adornar el lugar al que vaya después.
Vida

Al menos tengo este tiempo, este hoy y este aquí. Mi mamá está por venir hoy mismo, y qué dicha que es así, mae, porque no sé si en tres días voy a querer ver a alguien.
Para serte sincero, me dio cosa dejarte pasar, pero tenía que abrazarte como amigo, y sabía que como sos un gran resentido, si te dejaba por fuera después quién te aguanta. Vieras que estoy feliz. Estas cosas le dan fuerza al alma aunque maltraten tantísimo el cuerpo. Los dolores son insoportables, hermano... son las inyecciones las que me permiten sentarme, y este suero que me están poniendo que no me gusta porque me pone como tonto. Sin embargo estoy feliz porque viene mi viejita con mi hermano. Vienen ellos y tengo que ver como hago, pero tengo que hablarles... ¡qué duro!
Cuando murió papá lo ví irse y nunca pude decirle que lo amaba. Pude a duras penas y con verguenza, darle un beso en la frente. ¡Un beso en la frente que me puso rojo y me hizo ver el suelo y salir del cuarto! Si el hubiese estado más conciente no me lo hubiese permitido... pero me quedé con esas ganas de abrazarlo, de estrujarlo... me quedé con esas ganas enormes de decirle te quiero. Y me costó llorar porque al principio no me salían las lágrimas, y me sentía como el indio de La Sequía, el cuento de Salazar Herrera.
No sé que vaya a pasar conmigo, pero no estoy bien, hermano... no me regañés. Estoy siendo sincero y siento que puedo decirte esto. No quiero otra despedida así de dura, porque esta vez no me voy a poder tragar todo esto, no quiero sentir al final ese dolor de garganta tan agudo, ese nudo, ese abismo y ese caer... les voy a decir que los quiero, ¿sabés?. No, mae... no es tan fácil. Tal vez lo hace más sencillo que poco a poco he reaprendido a que uno sí puede demostrar que siente. ¿Pero por qué uno tiene que volver a aprender lo que ya traes cuando naces? ¿Por qué para un varón es tan dif´cicil decir te quiero, decir no sé, decir lo siento, y aceptar comentarios sin tomarlos como un señalamiento de que estás fallando en algo? Creo que para las mujeres es más fácil morirse. Mueren más en paz, a pesar de lo que sufren. Al menos para ellas se está perfilando la opción de vivir una vida feliz y plena, hoy más que antes. Pero nosotros todavía no sabemos cómo sacarnos este tapón de la garganta, cómo sentir. Yo quiero hacerlo ahora, para irme en paz.
No te preocupés, ... andá tranquilo, y felicidades por lo de tu compromiso. Dejamos pendiente la conversación sobre lo que pasa en la Asamblea. Sólo te voy a decir que en la oficina se enojaron porque he faltado tanto tiempo.
-Es el colmo....-
Sí, lo es...
- Es tarde y ya ha de haber llegado tu mama. Vení para abrazarte, y que la gente nos vea-

Loco. Saludame a todos y deciles que los quiero. Los quiero mucho.
¡Todavía tenemos que hablar de tantas cosas, compañero!....

(Eso fue Miguel Hernández entre líneas, y una estocada dulce al pecho para siempre recordarte. ¿Te dije alguna vez cuánto te quería?. Espero que sí... porque vos mismo entendés lo que cuesta, ¿verdad?.... desde allá arriba sé que me vas a entender... y no... no puedo complacerte y tocar Elegía en la despedida. También sé que comprendés eso... te lo prometí, pero se me ahoga en la garganta cada vez que comienzo a cantarla.)