miércoles, 24 de enero de 2007

El valor del dinero

Don jaime Ordóñez publicó un interesantísimo artículo en el periódico La Nación que quiero compartir con ustedes en este principio de año, para que reflexionemos todos. El Ministro de Educación, Leonardo Garnier, se ha encargado de difundirlo.

El dinero no vale (casi) nada

Jaime Ordóñez
La Nación, Costa Rica, jueves 21 de diciembre, 2006

Contrariamente a lo que la gente cree – y también a lo que argumentan muchos economistas y funcionarios de organismos internacionales –, el dinero vale muy poco. En realidad, supone apenas entre un 5% y un 7% de la felicidad. Según los estudios desarrollados por el economista costarricense y profesor de la Universidad de las Américas, en Puebla (México), Mariano Rojas Herrera y sus colegas, los seres humanos vivimos en 5 grandes áreas. Se llaman “dominios de vida”, y el dinero es el menos importante.

En varios de sus estudios, el doctor Rojas analiza las respuestas de miles de personas en diversos lugares del mundo, y los resultados son siempre los mismos. El dinero importa, lo más, un 7% de la felicidad, mientras el amor y las relaciones personales suponen el 30%, y la satisfacción laboral un 20%.

Eso significa que andan por allí gran cantidad de opulentos millonarios, con casas en Miami y cuenta de banco en Suiza, que se sienten miserables; y también lo contrario: felices y exultantes ricos sin un peso, que, aunque cuentan los centavos para llegar a fin de mes, son felices. Son gente sonriente que anda con lo puesto; que nunca ha tenido un automóvil y que deberá toda su vida la hipoteca de la casa; que nunca ha ido, ni tampoco irá, a París o a Londres. Sin embargo, vive con extraordinaria plenitud y alegría.

Las claves de la felicidad parecen estar por otro lado. Según la estadística, entrevistando a miles de personas en México (D. F.), Medellín, Malasia, Venezuela, Tokio, EE. UU., etc., el principal factor de la felicidad es – como siempre se había sospechado – el amor, la amistad y la familia. Valen un 30%, como componente general de la felicidad. Le sigue gozar de buena salud, con 25%.

El tercer componente es poseer un trabajo placentero (genere o no mucho dinero), con un 20%. Un cuarto dominio sorpresivamente importante: disfrutar del tiempo libre, tener pasatiempos. Leer, hacer un deporte, coleccionar vasos anaranjados o tenedores de plata del siglo XVIII, vale otro 20%. Esos son los ejes de la felicidad. La mejor solución posible (como usted lo estará sospechando) es tener el hobby como trabajo. La pasión como trabajo, aconsejaba Stendhal. Ello sucede con los artistas y con alguna otra dichosa gente que – literalmente – vive con intensidad cada segundo de su vida.

Esos cuatro dominios suman casi el 95% de los factores de la felicidad. Al dinero le queda un distante y pequeño 5%, realmente poco para la desenfrenada y absurda lucha por conseguirlo en la que viven muchos, dispuestos a traicionar amigos, a enemistarse con hermanos, a mancillar su propio nombre y su honor, todo por su absurda acumulación. Desde luego, como indica el doctor Rojas Herrera, una base económica es esencial: un techo, comida, un ingreso decente para satisfacer las necesidades básicas; pero una vez cubierto eso, la felicidad está en otra parte.

Colombia es el país más feliz del mundo según casi todas las estadísticas. A pesar de la violencia y del bajo ingreso de millones de sus habitantes, tiene el vallenato, la cumbia, el ron de Caldas y la alegría en la piel. Tiene Macondo. Las personas de Medellín o Cartagena son extraordinariamente más felices, a pesar de un per cápita mucho menor, que las de Suecia o Japón, países mucho más ricos, pero grandemente infelices.

Los vecinos del D. F., en México, al igual que los de Nicaragua o Dominicana – según los estudios – son más felices que las personas de los EE. UU. a pesar de ganar de cinco a doce veces menos, según el caso. ¡En algo tenía que equivocarse Max Weber! La ética protestante y de la acumulación de la riqueza será la clave del desarrollo económico, pero no necesaria-mente de la felicidad.

Entre los estudios de Mariano citados por Jaime se encuentran: Well-being and the Complexity of Poverty: A Subjective Well Being Approach, Rojas, M. (2006) in M. McGillivray (ed.) Perspectives on Human Well-Being, United Nations y, también, Heterogeneity in the relationship between income and happiness: A conceptual-referent-theory explanation. Rojas, M. (2006) “Heterogeneity in the Relationship between Income and Happiness: A Conceptual-Referent- Theory Explanation” in Journal of Economic Psychology.