jueves, 13 de septiembre de 2012

El mito del periodista esclavo


Cuando somos estudiantes de periodismo, ya lo comenzamos a creer. Somos una raza aparte, con capacidades que casi rayan o en el superpoder, o en la locura: basta decir que generalmente, cuando algo sucede y todos van de salida, evacuando o tomando distancias, los periodistas vamos para adentro. A la misma zona epicentral, lo más cerca del volcán que sea posible.  En media balacera, para tener la toma, el audio, la foto. Definitivamente, o hay que ser muy valientes, o muy estúpidos (prefiero decirme a mi mismo que esvalentía).
Salimos de la U y llegamos a los medios después de tocar quien sabe cuántas puertas, hasta que alguien "se compadece" y nos da nuestro primer trabajo, haciéndonos saber que no tenemos experiencia, que la paga no es buena precisamente por lo mismo, y que más adelante, si servimos, nos pueden pagar mejor.
Seamos sinceros: si sos periodista y comenzaste en medios, has estado allí. Yo estuve allí: jornadas laborales apasionantes de 12, 14, 16 horas seguidas un día sí y otro también, cubriendo negociaciones salariales, huelgas, elecciones, conciertos, maratones legislativas, entrevistas atrasadas.
Vas viendo cómo se pasan las horas. De repente son las 7, a las 8 conseguís la entrevista que faltaba, a las 9 terminás el texto.Lo pasás a revisión, te lo rebotan... la foto no sirve. Salís a tu casa molido y satisfecho. Al otro día a las 6 en el canal, a las 7:30 en el diario digital o la radio, o a las 9 en el periódico
¿Así es esto?
Eso te dicen casi todos, así que te terminás convenciendo de que así es esto. Que lo normal si estás en medios es que ganés cualquier cosa, con suerte, el mínimo profesional, aunque tal vez ya te diste cuenta de que hay otro con tu misma plaza que gana el doble y que casi nadie lo sabe, aunque hagan supuestamente, el mismo trabajo. Que hay hora de entrada, pero no de salida.  Suponés que ha de ser normal el trabajar en promedio 10 horas diarias, y trabajar también fines de semana, y darte cuenta que para el viernes, ya le regalaste a la empresa un día más de labores a la semana, en puras horas extra que no cobraste. Pero así es esto, y hay una fila de gente tras tu maravillosa oportunidad, y aquí queremos gente con la camiseta puesta, y vea la disposición que demuestra Fulano, usualmente el más clavado y peor pagado de todos. ¿Te suena familiar?
Así es esto porque el otro colega, y la otra se quejan de lo mismo.
Pero compa... espabílese. Así no es esto.
La primera sospecha la tuve al tener la oportunidad de conversar con colegas de otras latitudes. Aunque el periodismo suele obligar a horarios extendidos, en muchos países reconocen las horas extra, o tienen equipos de relevo con horarios diferenciados que toman las notas informativas donde vos las dejaste y las terminan. En países europeos, y en muchos medios de Estados Unidos, el quedarse más en el trabajo es una eventualidad en ocasiones especiales, y no una norma diaria. ¿Por qué en otros lugares no es como aquí?
En otros lugares, el trabajo periodístico no deja de ser un estilo de vida, pero uno mucho más digno que la maquila periodística existente en Costa Rica.
Esa maquila existe al margen de lo que nuestra propia ley establece, y somos los periodistas los que lo permitimos. Nos tragamos el  cuento de la disponibilidad {que ya viene sumada en el cálculo del salario mínimo nuestro) como sinónimo de trabajar extras sin paga. Desconocemos que hay un voto de Sala II que afirma que la disponibilidad se refiere a estar ubicable en caso de que se necesite asistir al trabajo por una eventualidad, y que el pago de la disponibilidad no exime del pago de horas extra.
Es decir, mientras muchos periodistas laboran 60 horas semanales o mas para mega corporaciones comunicativas multimillonarias, ganando solamente el mínimo profesional, la ley establece claramente los parámetros a los cuales se debe suscribir la labor profesional del periodista.
Tristemente, con 13 años que tengo de estar en medios (hasta este año pasé a sector público en donde las condiciones son al fin humanas) no he topado con un sólo medio de comunicación que se apegue a la legislación laboral vigente, y le garantice calidad de vida a sus periodistas. Por supuesto que hay medios con mejor reputación (canal 7, La Nación) que otros en lo referente a salarios y ambiente laboral.
Pero por desgracia, podríamos afirmar que el irrespeto a las jornadas laborales de 8 horas y al pago de horas extra es generalizado, que quien es periodista de medios lo sabe de sobra, pero quienes se han atrevido a denunciar terminan sin trabajo,mientras que al medio no le sucede nada.Nadie hace nada por dignificar nuestra labor. Nosotros tampoco.
Mientras no digamos basta como gremio, mientras no dejemos las condiciones claras, van a seguir explotando periodistas en los medios, los medios seguirán ganando dinero con cada colón que se ahorran en pago de horas extra, y los estudiantes seguirán sustituyendo a periodistas experimentados, por mucho menos dinero de lo establecido por ley, con tal de poder decir que hacen lo que aman. El periodismo no debe ser esclavizante, quitarnos la salud, sacrificar la familia, y todo lo que ya sabemos de sobra.


1 comentario:

Esteban UP dijo...

Estas violaciones a los derecho laborales mi estimable amigo no es casualidad. Los principales detractores de los derechos laborales catalogándolos como privilegios son los medios de comunicación masiva por orden de la alta dirección del medio.Ojalá los colegas periodistas estuvieran concientes de sus derechos, tuvieran conciencia histórica de donde provinen y supieran que el derecho laboral que es distinto a los demás porque parte de reconocer una desigualdad entre patronos y empleados.Lamentablemente los dueños de los medios de comunicación tienen otras intenciones y por otro lado atacan sistemáticamente a los sindicatos la única organización social y legal para defender los derechos laborales.Nos han metido en una dinámica en la que los derechos colectivos laborales como la organización sindical, la huelga y la negociación colectiva los quieren hasta criminalizar. Y lo hacen porque saben que atacando los derechos colectivos, es más fácil quitar los derechos individuales de nosotros los trabajadores(as) los profesionales de la comunicación